En marzo de 1995, el tirador se consagró campeón en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata. Recuerdo de una gesta inolvidable.

 

Para muchos fue el más grande deportista de la historia de Pilar y quizás no les falte razón: hace 30 años, Ricardo Rusticucci se consagraba campeón panamericano, hazaña que se convirtió en uno de los puntos más altos de una carrera brillante.

Fue el 17 de marzo de 1995, en el marco de los Juegos Panamericanos de Mar del Plata. Una de las subsedes fue el Tiro Federal, en la Ciudad de Buenos Aires. Allí, Rusticucci hizo historia conseguir el oro. El tirador de Pilar, cinco veces olímpico, terminó en lo más alto del podio en Carabina Tres Posiciones (con récord panamericano incluido) al superar al estadounidense David Johson, campeón vigente y parte de un equipo que incluía al medallista olímpico Robert Foth.

Las gradas estaban colmadas, pero sólo tres espectadores eran coterráneos del gran Chelo: su hijo Diego, Hernán Deluca (amigo de Diego y la familia) y el periodista Maximiliano Domenech, enviado por la señal de cable local.

 

Crónica

“Ricardo terminó primero la fase clasificatoria y va a competir en la final olímpica ¿Podrás ir?”, fue el llamado que recibió Maxi Domenech, tal como recordó hace unos años sobre ese día caluroso de marzo del ’95.

Por supuesto, el joven periodista no dudó y logró viajar en tiempo récord. Una vez en el Tiro Federal, “lo que siguió fueron minutos de mucho nervio -continuó-. De charlar con ‘Rusti’, quien aun admitiendo nervios se hizo un tiempo para eso, y de buscar la mejor ubicación. ‘Chelo’ había sido el primero de la tirada inicial por buen margen frente a varios de los mejores exponentes del mundo y por eso era favorito. Pero faltaba correr mucha agua bajo el puente”.

La final fue muy peleada, con momentos auspicioso mezclados con algún traspié que pareció poner la corona en riesgo. Rusticucci llevaba una ventaja que parecía decisiva, de entre 9 y 10 puntos, pero en el octavo disparo (son diez en total) todo se complicó: “El pilarense metió un 6,5 y el drama se apoderó de la situación. David Johnson tiró un 10 y se puso a menos de 2 puntos. La consagración que ya era un hecho se había tornado en una definición infartante”.

Domenech recreó ese momento de incertidumbre: en el noveno tiro “Ricardo sacó a relucir toda la experiencia y disipó fantasmas con un necesario 10.3, mientras que Johnson hizo un 9,4”. Pero en la última ronda “Rusticucci fue el primero en soltar su disparo. Ante la expectativa general, la cámara mostró un inesperado 7,6. Poco, muy poco. Y si Johnson marcaba un 10,6 hacía trizas el sueño”.

Nerviosismo total. “El estadounidense intentó concentrarse al máximo. Olía su chance. Y fue el último en tirar. Fueron segundos eternos que culminaron en gritos y festejos porque Johnson clavó 9,7 y no le alcanzó”. Lo que siguió fue la locura total… El “olé, olé, olé, olé, Rusti, Rusti” sonó fuerte en el Tiro Federal y el flamante campeón panamericano no tardó en ser levantado en andas.

“Parecía que tenía el mal de San Vito”, bromeó luego el propio Ricardo ante el micrófono pilarense, al referirse a ese momento de zozobra que puso en peligro el sueño.

 

Hinchada

Pero, además del único medio local, su hijo y Hernán Deluca también vieron de cerca la consagración. Diego fue uno de los primeros en correr a abrazar a su papá luego de confirmarse el resultado, momento inmortalizado en video que 30 años más tarde aún emociona a propios y extraños.

Por su parte, Deluca recordaba aquella jornada en la que, luego de haber ido a una entrevista laboral al Mc Donald´s de Avenida del Libertador (no quedaron…), fue a alentar a su vecino del barrio Tropiano.

“Aquello fue un final de película -relató tiempo atrás-. A mí, que me gusta pasar las horas como si fueran escenas de una gran secuencia, me había tocado interpretar un personaje secundario en un guion, ¡por fin!, escrito por alguien que jugaba para nosotros”.

Como Maxi, Hernán recordó una fina “disparo a disparo. Punto a punto. Nervios, sudores, puteadas. Aplausos, silencios. Aplausos, silencios. Insultos ahogados. Gritos mordidos. Tensión, pura y extrema. Hasta que llegó la definición y el oro vino para el barrio. Martignone, entre Chubut y Mendoza. La morada del campeón”.

Y continuó: “Explosión y ojos llenos de lágrimas. Los estoy viendo. Al padre y al hijo. Fundidos en un abrazo que afloja las rodillas y acelera el pulso. Estoy a metros de ese gesto, tan importante como el último disparo. No me olvidaré jamás de la unión de esos cuerpos tan queridos”.

Eran otros tiempos, lejos de los flashes de hoy. “Después de haber estado concentrado a un nivel indescifrable -rememora Deluca-, Chelo nos subió al Renault 18 y nos vinimos para los pagos. Había que compartir la alegría con Mabel y Nadia”, en referencia a la esposa e hija del campeón.

Pasan las décadas pero Hernán afirma que “mi felicidad todavía perdura. Deben comprenderme… nunca estuve tan cerca de la historia que vale. La que cuenta”. Historia protagonizada por “uno de los tipos más coherentes que he conocido”.

Pasaron tres décadas y Ricardo Rusticucci sigue estando en el Olimpo del deporte pilarense, donde tiene asegurado su lugar para la eternidad. Partió muy rápido, en 2014, a los 68 años. Por sus logros deportivos y su don de gentes fue, es y será un ídolo del pueblo.

 

Cifras que asombran

 

5 participaciones en Juegos Olímpicos.

14 medallas en Juegos Panamericanos.

4 medallas de oro en Campeonatos Mundiales.

5 veces ganador del Premio Olimpia.

2 veces declarado “Ciudadano Ilustre” de Pilar.

Conocénos

No son leyendas, ni se aplica el rigor del historiador: está compuesto por relatos sobre vecinos, personajes y sucesos que marcaron al distrito a lo largo del tiempo, especialmente en el sigo XX.

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