Punto de referencia del centro de Pilar, no sólo está inconcluso sino que alberga un secreto en su interior.

Ubicado sobre la calle Tucumán a la altura de su intersección con Chacabuco, convertido en un punto de referencia para el centro de la localidad de Pilar, se erige sobre una rotonda el monumento a los bomberos voluntarios.

La construcción fue encargada y financiada por el Rotary Club Pilar a mediados de la década de 1960. El encargado de idear el proyecto fue un joven del pueblo, Fredi Llosa, quien por entonces daba sus primeros pasos en la carrera de arquitectura. Para esto trabajó junto con Guillermina Burcheri.

Sin embargo, la que podemos ver no era la idea original: el presupuesto no alcanzó y el monumento –que era como una gran espiral que remataba en una escultura- nunca se llegó a terminar.

Pero un dato aún más curioso es que los miembros del Rotary Club dejaron en su interior una “cápsula del tiempo” que solo sería develada en el año 2000, como una manera de mostrarles a los pilarenses del nuevo milenio cómo era la vida casi medio siglo atrás.

Eso sí: el escondite fue demasiado secreto… Tanto, que llegado el momento de desentrañar el misterio nunca se encontró el cilindro que contiene los mensajes. Para rescatar a la cápsula del tiempo habría que romper en sitios al azar, esperando tener una pizca de suerte para dar rápido con el lugar indicado.

Conocénos

No son leyendas, ni se aplica el rigor del historiador: está compuesto por relatos sobre vecinos, personajes y sucesos que marcaron al distrito a lo largo del tiempo, especialmente en el sigo XX.

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