Oreste Foglia fue clave en el desarrollo tecnológico de los medios de Pilar. En su local del centro se encendió el primer televisor de la ciudad.
A fines de la década del ’50, Pilar era un pueblo chico en el que todos se conocían, por lo que la noticia no tardó en correr como reguero de pólvora: en el taller de Oreste Foglia se iba a encender un televisor, aparato novedoso que hasta el momento era potestad de la lejana Capital Federal.
Corría 1958 y un nutrido grupo de vecinos se congregó para presenciar el acontecimiento, que se llevó a cabo en la esquina de Juan Perón y Eva Perón (hoy Ituzaingó e Independencia). La gente sabía que no habría decepciones: Foglia ya era un hábil y conocido hombre de la tecnología, gracias a sus innovaciones en el campo de la radiofonía, la generación de energía y la publicidad.
Nacido en Córdoba en 1918, desde niño Oreste se mudó a Pilar con su familia. Su padre era un técnico electromecánico que de inmediato le transmitió su pasión por los cables y circuitos, habilidad que el joven llevó hasta límites insospechados para el pueblo de aquella época.
Foglia era apenas un adolescente cuando, en la década del ’30, logró que el Municipio le permitiera instalar altoparlantes en la plaza 12 de Octubre con el objetivo de pasar música en las tardes, un antecedente de lo que luego hiciera Roaldo Barbesini, otro personaje emblemático del pueblo y creador de Radio Difusora América. El “estudio” estaba montado en el Salón de Sesiones del HCD, y constaba de un micrófono y dos bocinas. Invariablemente, la transmisión arrancaba con un fragmento de “El barbero de Sevilla”.
“Radio Foglia Publicidad tenía parlantes distribuidos en distintos lugares de la ciudad, como el Club Sportivo Pilar, la esquina de Lagrave e Ituzaingó; e Ituzaingó e Independencia. Más cuatro bocinas dobles en la plaza”, recordaba en 2019 Beto Pinheiro, otro protagonista de nuestros medios, durante una entrevista con El Diario Regional.
Pinheiro detalla que “sonaban un par de horas a la mañana hasta el mediodía, y otro tanto por la tarde-noche con música de la época y publicidades de comercios locales. Las voces que recuerdo fueron del Negro Alvarado y Justo Reggiardo, este último también operador de los cines y canillita”.
Además, Foglia fue su colega en la radioafición en los años ‘70, ya que don Oreste operaba la LU4 DNU y Beto la LU9 EFJ.
Visionario
Oreste Foglia se casó con María Rosa Beretta, y la pareja tuvo dos hijos, Carlos y Héctor. Con los años, el vecino fue ganándose una merecida fama de visionario. A mediados de los ’50 incursionó en la publicidad móvil, montando un sistema de parlantes sobre un pequeño automóvil Wipet adaptado como furgón. De él salían los “reclames” de comercios de la zona, hasta que la práctica fue prohibida por el Municipio.
Además, gracias a la instalación de un generador de corriente continua, desde un rastrojero diésel alimentó de energía eléctrica a una kermese en Del Viso, siendo la primera vez que la localidad gozó de alumbrado público, beneficio que duró al menos en ese evento.
En cuanto a la televisión, si bien había llegado al país en 1951, casi una década más tarde los pilarenses todavía no sabían lo que era sentarse frente a la pantalla chica. Por supuesto, tenía que ser Oreste –y no otro- quien diera el puntapié inicial.
Si bien a priori se pensaba que la señal no llegaría con la suficiente fidelidad desde la Capital, de igual forma el comerciante se propuso lograrlo, consiguiendo un televisor holandés de 14”, cedido por la Phillips. Luego de armar la antena, dio la buena nueva: la TV iba a llegar al pueblo.
En una nota que en el año 2000 le concedió a la desaparecida Pilar Tu Revista, el propio Foglia recordaba que, en la previa al acontecimiento, el intendente Juan Cirilo Sanguinetti, incrédulo, le dijo: “Si llego a ver la televisión en Pilar, me como el sombrero”. Aquel día, por el tumulto hubo que cortar el tránsito: mientras todos se deslumbraban con el gran invento, el dueño de casa le acercó un sombrero al mandatario, diciéndole “Juan, ahora cumplí tu promesa…”.
En los años que siguieron, sus televisores fueron adquiridos por varios vecinos de Pilar, quienes a su vez recibían la visita de amigos y familiares que querían disfrutar de la acotada programación de la época.
Pero eso no es todo: como no podía ser de otra manera, a fines de los ’70 logró hacer funcionar un televisor color, nada menos que de 26 pulgadas. Expuesto en la vidriera de su local, no era extraño ver peatones detenidos, asombrados por el gran avance.
Muy activo, Foglia fue además presidente del Club Sportivo y miembro fundador de la Sociedad de Comerciantes (SCIPA). Amante del automovilismo, participaba en carreras de regularidad.
Fallecido a principios de este siglo, don Oreste transcurrió sus últimos años entre parlantes, radios y televisores, en su casa-taller de siempre, una verdadera fábrica de innovaciones tecnológicas que deslumbraron a los pilarenses y lo hicieron pasar a la historia como el Edison de la calle Ituzaingó.