Se cumplen 75 años de la hazaña de la Selección Argentina campeona del Mundial de Básquet 1950. Una de sus grandes figuras, Oscar Furlong, se radicó en Pilar y fue un vecino más.
Este 3 de noviembre cumplieron 75 años de la hazaña de la Selección Argentina al consagrarse campeona del Mundial de Básquet 1950, organizado en el país. Una de sus grandes figuras, Oscar Furlong, se radicó en Pilar y fue un vecino más.
"Mi vida en Pilar es bastante tranquila –comentaba en entrevista con Alejandro Lafourcade para El Diario Regional, en 2017-. Vivo hace más de 30 años en Mayling, desde que se fundó. Aquí ando, la paso bien, con gente agradable. Eso sí: siempre mirando deportes por TV, constantemente, todos los días hay algo que ver”.
Furlong era parte de una familia de deportistas. Su padre fue fundador y presidente del club Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque, el único club en el que jugó durante su trayectoria en el país. En sus comienzos, las canchas de básquet eran al aire libre, con piso de polvo de ladrillo. "Uno se las arreglaba... Me gustaba la distribución de juego, a pesar de que fui goleador del Mundial, aunque no era morfón (risas)”.
El Mundial al que hace referencia es nada menos el primero que tuvo el básquet, organizado por Argentina en 1950. En un Luna Park repleto, Pillín y compañía derrotaron 64-50 a EE.UU. en la final y se convirtieron en leyenda.
En el Mundial ’50, la base de Argentina era Villa del Parque, junto a otros cracks como el Negro Oscar González, de Palermo, el gran amigo que le dejó el básquet.
"El día de la final el estadio estaba repleto, tuvieron que poner el ómnibus sobre la vereda al lado de la puerta, si no, no podíamos entrar. Concentrábamos en River, y luego del partido el colectivo tomó por 9 de Julio y fuimos a comer al restorán El Tropezón, en avenida Callao”.
Luego del título llegó el llamado para jugar en EE.UU.: por amistades, Oscar ya conocía el país y varias veces le habían ofrecido becas para el básquet universitario. Tras dudarlo, aceptó una beca en Universidad Metodista del Sur, en Dallas; aunque antes desistió de ir a jugar al Racing de París.
"Jugué tres o cuatro años en la NCAA –la liga universitaria-, fue muy lindo, EE.UU. es un gran país y su vida universitaria es especial. La gente fue muy agradable”.
Y aseguraba que "no me costó la adaptación en el juego, sí tiraba menos que ellos, porque era más armador y pasador, me gritaban que tirara. Yo no la volcaba ni por joda (risas), no llegaba. El que llegaba lo hacía…”.
Todo parecía dado para desembarcar en la NBA, más de 40 años antes de la llegada de un argentino. Cuando terminó la universidad llegó la oferta de Minneapolis Lakers (hoy Los Ángeles Lakers): "En esa época los contratos eran de 25 mil o 35 mil dólares, cifras muy distintas a las de ahora. Pero ya tenía ganas de volver al país, no quería ser profesional, la vida iba a ser muy dura porque ya en esa época se jugaba casi todos los días, como ahora. Acá se jugaban dos partidos por semana, a veces tres”.
Además, un dato no menor es que la FIBA no permitía a los jugadores profesionales, lo que a Pillín le hubiese cerrado el regreso a Parque y a la Selección.
"Nunca me arrepentí de rechazar la NBA, además también jugaba al tenis, me gusta vivir acá. Dejé la competencia oficial cerca de los 30 años”.
Sin embargo, el regreso –en 1956- no fue fácil: la Revolución Libertadora quería borrar todo vestigio de peronismo y en la volteada cayeron los campeones del ’50. Para ello, usaron como excusa acusarlos de "profesionales” por un permiso para importar automóviles que les habían dado como premio.
"No es cierto que Perón nos regaló un auto, nos dieron un permiso para importar, que en esa época era difícil de conseguir. Pero teníamos que pagarlo nosotros al auto, nos daban la papeleta…”, decía en 2017.
Tras unos pocos partidos en Parque, Furlong se radicó en Córdoba para trabajar en la IKA Renault como gerente de Relaciones Públicas. Allí profundizó su pasión por el tenis, que también lo tuvo como un gran jugador de la época.
Tanto es así, que Oscar Furlong fue capitán de Copa Davis entre 1966 y 1977, llegando a semifinales con Guillermo Vilas y José Luis Clerc. "Entrenaba al equipo de tenis como hacía con el básquet –recuerda-, porque los tenistas no se entrenaban bien físicamente”. Y añade que Vilas "venía desde Mar del Plata y a veces vivía algunos días en casa. Ya se notaba que jugaba muy bien”.
Oscar Furlong murió el 11 de junio de 2018 a los 90 años, dejando un legado de gloria y grandeza que aún hoy perdura.