Santiago José Chierico materializó varias de las obras monumentales que el arquitecto Francisco Salamone planificó en toda la provincia. En el cementerio municipal se conserva su escultura de Cristo. 

En los últimos años mucho se ha escrito, investigado y descubierto acerca de la vida y obra de Francisco Salamone, el arquitecto que pobló las tierras bonaerenses con obras monumentales en los parajes más recónditos. Sin embargo, detrás de su nombre reivindicado está también el de Santiago José Chierico, el escultor que materializó gran parte de su universo y que también dejó su huella en Pilar.

 Si bien suelen mencionarse a los edificios públicos, cementerios o mataderos como “de Salamone”, lo cierto es que quien ponía manos a la obra haciendo realidad los proyectos era –en buena parte- Chierico: en Pilar, dejó para la posteridad el Cristo que aún se conserva en la entrada original del cementerio, sobre la calle Lorenzo López.

Es conocida la historia de que la entrada original fue diseñada por Salamone a fines de la década del '30 e incluía una cruz de grandes dimensiones. El Cristo estaba ubicado allí, hasta que allá por 1958 (según las reconstrucciones, ya que no se conservan documentos oficiales) el comisionado Leandro Finochietto mandó a demoler la estructura.

¿Las razones? Algunos lo atribuyen a que dentro de la cruz había un tanque de agua y existía peligro de derrumbe. Otros sencillamente creen que pudo haberse tratado de un cambio de estilo para dotar al cementerio de Pilar del aspecto colonial que luce hasta la actualidad.

Sea como fuere la verdadera historia, de aquel proyecto de Salamone sobrevivió el Cristo esculpido por Chierico.

Trayectoria

Como informa el sitio Invasión Salamone, Santiago José Chierico nació en Tolosa, localidad de La Plata, el 6 de julio de 1891, iniciándose como escultor a los 16 años.

En 1920 realizó su primer envío al salón Nacional de Artes Plásticas y desde ese entonces figuró en todos los salones del país hasta el año 1946. A lo largo de su carrera fue alternando la escultura con la decoración e incluso el retrato, trabajando en forma casi ininterrumpida hasta su muerte, ocurrida el 24 de junio de 1974 en Buenos Aires.

La misma fuente señala que la relación entre Salamone y Chierico se plasmó en varias de las obras más emblemáticas, como la cruz y el Cristo de Laprida y la entrada al cementerio de Saldungaray, Partido de Tornquist.

A su vez, aún no hay consenso de que haya sido Chierico quien hizo el espectacular “Ángel exterminador” del portal del cementerio de Azul: si bien algunos se lo atribuyen al escultor platense, también existen voces que afirman que es obra de otro artista aún no identificado.

 Con Salamone

La cuenta de Instagram El camino de Salamone publicó el “antes y después” del portal del cementerio de Pilar, confirmando que fue el escultor Chierico el autor del Cristo.

Por lo que puso reconstruirse en los últimos años gracias a los estudios sobre Francisco Salamone, su ladero Santiago Chierico era una suerte de “especialista” en esculturas de Cristo.

Por esto, tal como ocurrió en varios pueblos de Buenos Aires, debe haber sido el elegido por el arquitecto para esculpir la figura de Jesús crucificado que aún se conserva en el cementerio de Pilar.

Mondo Salamone, uno de los proyectos de investigación sobre Salamone más completos y exhaustivos, confirma que –basado en el monumental Cristo de Laprida, de 11 metros de altura- el escultor también realizó varios modelos a escala en diversos pueblos de la provincia, algunos incluso para sepulturas individuales por encargo de la familia del difunto.

Así, por ejemplo, pueden hallarse esculturas de Cristo realizadas por el artista en Arroyo Corto (localidad de Saavedra), Saldungaray (recordando una tragedia aérea) y el cementerio de Balcarce.

Aquí y allá

Por fuera del “universo Salamone”, Santiago José Chierico regó con sus obras varias zonas no sólo de Buenos Aires sino en otras provincias e incluso el exterior.

Así, por ejemplo, se enumeran el monumento a San Martín en la plaza de San Justo, la escultura dedicada a Sarmiento en la ciudad de Ramos Mejía (ambos en La Matanza), la Virgen de la Medalla Milagrosa en la cúpula de iglesia del mismo nombre (CABA) y obras en el centro de la ciudad de Tucumán –fue docente de la Universidad Nacional de dicha provincia-. Además, en 1968 se inauguró una estatua de Chierico dedicada a Carlos Gardel en Colombia.

 

 

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No son leyendas, ni se aplica el rigor del historiador: está compuesto por relatos sobre vecinos, personajes y sucesos que marcaron al distrito a lo largo del tiempo, especialmente en el sigo XX.

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