Personaje inigualable, Don Benito Villanueva fue emprendedor, playboy, político y mucho más. El hombre fuerte cuando Escobar era parte de Pilar.

En épocas en las que el Partido de Pilar era mucho más extenso que en la actualidad, abarcando también lo que hoy es Belén de Escobar y sus localidades, un multimillonario excéntrico embelesó a los pobladores de la zona, en una era caracterizada por vacas gordas, apuestas fuertes y vidas novelescas.

Personaje inigualable, Don Benito Villanueva fue emprendedor, playboy, político y mucho más, protagonizando una historia que merece ser contada.

Nació en mayo de 1854 en Mendoza, pero muy pronto conoció la tragedia cuando su familia falleció en un terremoto que sacudió a la provincia cuando era apenas un niño, por lo que debió criarse con unos parientes de Santa Fe.

No obstante, su demostrada capacidad le permitió recibirse de abogado primero y amasar una fortuna fabulosa después, hasta llegar a ser uno de los hombres más influyentes del país a principios del siglo XX.

Ya siendo dueño de un importante capital, en 1882 Villanueva compró 4 mil hectáreas entre los distritos de Pilar y Tigre, en una zona que varios años después fue bautizada como un amigo suyo, el ingeniero Carlos Maschwitz.

Allí creó la estancia “Los Arenales”, debido a las grandes dunas que se erigían en varios tramos. El millonario se ocupó de una extensa reforestación que le dio diversos matices a la fisonomía del lugar.

 

Playboy

En su trayectoria política, Villanueva fue diputado, senador nacional y hasta vicepresidente del Senado por el Partido Conservador. Incluso, ante viajes o ausencias ocupó provisionalmente la Presidencia de la Nación. Además, dirigió a los Bancos Nacional y Provincia y al Ferrocarril Central Córdoba, entre otras instituciones.

Pero, sin embargo, su arista más atrayente es la del hombre de mundo, el playboy, aquel que hacía honor al dicho que estaba de moda en Europa por esos años: “rico como un argentino”.

Destacado por su generosidad, de igual forma no dejó de darse gustos a lo largo de su vida: en uno de sus viajes a Europa quedó deslumbrado por “La Bella Otero”, una legendaria bailarina española, a quien no dudó en traerse un tiempo a la Argentina. Pero, claro está, el interés iba mucho más allá de sus dotes artísticas…

Asimismo, en el pueblo intentó construir un hotel y un casino para jugar con sus amigos, pero el proyecto no prosperó. También comenzó el “canal Villanueva”, de 60 metros de ancho y 1,5 kilómetros de largo. Estaba dentro de la estancia pero el objetivo era más ambicioso: instalar un puerto de yates, similar al actual puerto de frutos de Tigre.

 

Desenlace

Aunque nunca se casó, era un secreto a voces que Villanueva tuvo un hijo con su ama de llaves: el joven, llamado Mauricio Pagés, siempre fue protegido por Don Benito, pero nunca legalmente reconocido. Sin embargo, ante la muerte del millonario, fue él quien heredó las instalaciones y terrenos, toda una señal que confirmaría el parentesco directo entre ambos.

Villanueva murió el 8 de abril de 1933, a los 78 años. Incapaz de afrontar las numerosas deudas, Mauricio Pagés permitió que todo fuera rematado, salvo los terrenos en los que vivió hasta su propia muerte.

Del primer dandy de la zona quedan una calle con su nombre, la Escuela 13 y algunas construcciones, todas en Ingeniero Maschwitz (localidad de Pilar hasta 1959). Pero la mayor herencia es su leyenda, llena de capítulos de una vida de novela.

Conocénos

No son leyendas, ni se aplica el rigor del historiador: está compuesto por relatos sobre vecinos, personajes y sucesos que marcaron al distrito a lo largo del tiempo, especialmente en el sigo XX.

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