El Carpo visitó la ciudad varias veces, pero la más recordada fue aquella presentación en las Fiestas Patronales 2000. Homenaje a 20 años de su muerte.
Se cumplen 20 años del fallecimiento de Norberto Napolitano, Pappo, verdadera leyenda del rock nacional. El guitarrista perdió la vida el 25 de febrero de 2005 al caerse de su moto en la ruta 5, a la altura de Luján, dejando huérfanas a un par de generaciones de fanáticos.
A lo largo de los años fueron varias las visitas de El Carpo a Pilar, en diferentes circunstancias y lugares. Incluso, fue protagonista central de unas Fiestas Patronales que por sus características marcaron un antes y un después.
Como fue dicho, Pappo arribó a Pilar en numerosas oportunidades en la década del ’90 y a principios de los 2000, pocos años antes de su trágico fallecimiento. Pero como también era mecánico, piloto aficionado y un fanático de los fierros, más de una vez visitó el taller de Jorge "el Vasco" Oyhanart.
Algunos memoriosos lo ubican en Oggi, aquel bar que estaba ubicado junto al cine Gran Rex, en la calle Hipólito Yrigoyen. El músico asistió como un parroquiano más, ante la sorpresa de todos.
Además, ya con la guitarra en mano, mostró su talento en Coyote, boliche que durante años funcionó en el shopping Torres del Sol. Fue también a fines de los ’90 que Pappo regresó a Pilar, esta vez como uno de los invitados especiales para la apertura del restó De Niro, que abrió durante un tiempo en el barrio La Esmeralda.
Esa noche estuvo acompañado en la batería por Black Amaya, otro prócer. Incluso quedó una foto de ambos para la posteridad, tomada por el querido Antonio Pajarito Acosta.

Que sea rock
Bares, boliches, talleres y restaurantes… Pappo había realizado varias visitas a Pilar cuando se produjo la más recordada de todas, en las Fiestas Patronales del año 2000.
Eran tiempos de Sergio Bivort al frente del Municipio y la propuesta fue tan innovadora como polémica para aquellos tiempos: trasladar a las Patronales desde la plaza 12 de Octubre hacia el predio Piané, en Yrigoyen y Combate Vuelta de Obligado.
Además, esas celebraciones tuvieron la particularidad de contar en la previa con una comisión organizadora, por lo que resultaron más diversas que de costumbre en el aspecto cultural. Así se abrió la puerta para el rock, con Pappo como número principal.
Aquella noche, formaron parte de la grilla artistas como Rubén Patagonia (músico folklórico con frecuentes acercamientos al rock) y La Mississippi, que aportó su blues. Sin embargo, el predio se vio colmado para ver a Pappo, con gente de Pilar y ciudades aledañas que se acercó en masa hasta el predio.
Quienes estuvieron presentes recuerdan que Pappo, tipo hosco de por sí, no estaba en uno de sus días más sociables. Por eso, sólo se limitó a llegar poco tiempo antes del show, subir al escenario, tocar e irse casi sin dejar rastros, mucho menos haciendo sociales con personal, funcionarios o el público.
En un escenario mucho más modesto y pequeño que los que suelen verse hoy en día, el Carpo hizo un set con clásicos como “El tren de las 16” y “Sucio y desprolijo”. Además, su malhumor creció cuando el público comenzó a pedirle “Mi vieja”, tema que se convirtió en un hit luego de su aparición en el programa de Tato Bores.
A desgano, aceptando la derrota, Pappo les dio el gusto y el tan reclamado “Mi vieja” sonó en la Patronales de Pilar. Eso, sumado a que algunos fans habían logrado saltar la valla, provocó que el músico decidiera dar por terminada su aparición en forma intempestiva.
Dicen quienes estuvieron que, con los músicos aún tocando, abandonó el escenario, tomó el dinero acordado y entró a su vehículo, listo para irse.
Sin embargo, hubo un último capítulo de Pappo en Pilar y fue en City Bar, reciento que funcionó a principios de los 2000 en ruta 8 y Guido. Aquella vez fue el invitado de lujo de Lovorne, la banda de su hijo Luciano.
Precisamente junto a él viajaba a bordo de su moto en aquella fatídica noche del 25 de febrero de 2005, en la que Norberto Pappo Napolitano encontró la muerte al hacer una mala maniobra, dejando un vacío imposible de llenar.